Los cuidados compasivos en enfermería implican reconocer, comprender y empatizar con la angustia, el sufrimiento y las preocupaciones de otra persona. Los pacientes y la familia suelen experimentar angustia emocional y física durante las visitas al hospital.
Por tanto, es responsabilidad de la enfermera comprender al paciente, tranquilizarle y ayudarle a él o a sus familiares en lo que necesiten.
Si te preguntas cómo pueden mostrar compasión las enfermeras, este artículo profundiza en ello. Pero primero, entendamos las responsabilidades generales de una enfermera.
Responsabilidades de una enfermera
La responsabilidad de una enfermera varía en función de dónde trabaje y de su licencia. Sin embargo, aquí tienes siete deberes generales de los enfermeros.
- Administrar tratamientos y medicación a los pacientes
- Realización de pruebas diagnósticas a los pacientes
- Controlar la salud del paciente y registrar su evolución
- Realización de reconocimientos físicos
- Dar apoyo y consejo a los pacientes
- Asesorar e informar a los pacientes sobre cómo controlar su salud
- Prestar cuidados básicos a los pacientes en colaboración con otros profesionales sanitarios
Cinco maneras en que una enfermera puede ser más compasiva
Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la compasión en la asistencia sanitaria. Las enfermeras deben practicarlo para mejorar la atención al paciente y el rendimiento laboral.
Hablemos de cómo las Enfermeras pueden mostrar compasión.
Mostrar interés
Demostrar que te preocupas por la vida del paciente más allá de los problemas médicos es una forma de mostrar compasión.
Puedes preguntar sobre la vida personal del paciente, cómo le va a su familia, qué le gusta hacer y cuáles son sus comidas y programas de televisión favoritos. Esto facilita que los pacientes se abran a ti si tienen alguna preocupación o problema.
No necesitas conocer todos los detalles de la vida del paciente. Sólo las cuestiones de la vida cotidiana. Les hace sentirse vistos y valorados.
Una pequeña charla sobre la vida del paciente puede ayudarle a relajarse antes o después de un tratamiento médico importante, como una intervención quirúrgica.
Reconocer los sentimientos del paciente
Estar hospitalizado es duro para cualquiera. Los pacientes pasan por mucha confusión emocional mientras se preguntan si estarán bien. Tu objetivo es reconocer sus sentimientos y ayudarles mientras siguen el tratamiento.
Por ejemplo, puedes utilizar términos como “lo entiendo” en lugar de “lo sé”. Del mismo modo, discúlpate por el retraso de los medicamentos aunque no hayas sido responsable del mismo.
Si un paciente dice que le incomoda ir solo al lavabo, ten la amabilidad de acompañarle.
Aprender a ser empático
La empatía es comprender y relacionarse con los problemas y emociones de otra persona. En otras palabras, la empatía es “ponerse en el lugar de otra persona”.
Puede resultar incómodo porque puedes sentirte insegura sobre esta forma de atención, pero es la mejor manera de desarrollar una sólida relación enfermera-paciente. Esto tranquiliza al paciente y le hace saber que no es el único que vive estas situaciones, dándole esperanzas de un mañana mejor.
Ser paciente
Puede ser muy frustrante cuando has tenido un largo día de trabajo pero sigues recibiendo llamadas a altas horas de la noche desde la habitación de tu paciente. Esto se debe a que estás cansado y también necesitas descansar.
Esto puede hacer que te sientas abrumado, y puedes reaccionar negativamente hacia tu paciente. En estos casos, mantén la calma y presta atención al tono de tu voz, porque los pacientes se dan cuenta.
Recuerda que el paciente tampoco quiere estar allí. Así que sé amable y proporciona al paciente la ayuda y el apoyo necesarios.
Ser compasivo contigo mismo
Es imposible verter de una taza vacía. Por lo tanto, primero tienes que cuidar de ti mismo. La fatiga por compasión es real, y puede afectarte si no descansas lo suficiente y cuidas de tu salud mental.
Algunas formas de ser compasivo contigo mismo incluyen tratarte bien en tus días libres, como ir al spa, comer fuera o tomarte unas vacaciones.
Dormir lo suficiente y comer bien también es otra forma de ser compasivo contigo mismo. Esto proporciona al cerebro lo que necesita para hacer frente al estrés.
Por último, búscate una afición que te ayude a evadirte de la realidad, como montar en bici, escribir poemas o pintar.
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